Sotillo de la Ribera (Burgos), 1926 - Paris, 1977

Angustia de la muerte 1949Un poco antes de que contactara con los pintores del grupo Pórtico, Aguayo pintaba cuadros figurativos de sombrío colorido y abundante empaste.
Tras ese contacto, su lenguaje pictórico evoluciona hacia una abstracción con antecedentes en el constructivismo neocubista y claras influencias de Klee, que se notarán en el tratamiento de los planos y en las composiciones asimétricas; así mismo, su empastado colorido aplicado a base de espátula y de densas y largas pinceladas nos presenta a sus cuadros llenos de un expresivo sentido dramático, aunque de aires neoplasticistas, momento al que corresponde la presente obra, de las últimas que realizó en Zaragoza.

Del 1 de febrero de 2005 al 18 de abril de 2005 tuvo lugar una exposición antológica de Fermín Aguayo en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía (Madrid).

Aguayo plasmó en la pintura toda su nostalgia por España, desde que se auto exilió voluntariamente. La austeridad de su Castilla la Vieja natal predomina en sus grandes composiciones, abstractas al principio, y desde 1960, evocativas de una realidad, siempre poética. El espacio era su campo: allí puso él sus figuras, objetos e imágenes, tratadas en esbozos, que ganaban una presencia absoluta en el ambiente en el que se ubicaron. Necesitando un largo tiempo para crear, Aguayo trabajaba sus pinturas con espátula o pincel, y borraba y trabajaba sobre ellas nuevamente, hasta que aparecían como una visión momentánea y global. Ellas dan a conocer una humanidad trágica templada por la flexibilidad y la agudeza de las relaciones del color. Aguayo sostuvo el sentido de grandeza tan característica de la pintura clásica española.


Oscurointerior1950A estas alturas del nuevo milenio, la categoría artística de Fermín Aguayo constituye una realidad incontestable.

Fermín Aguayo nace en Sotillo de la Ribera. Tras el fusilamiento de su padre y dos hermanos, la madre de Aguayo se traslado a Zaragoza. La triste adolescencia y juventud de Aguayo propiciaron buena parte de las constantes pictóricas que le acompañaron a lo largo de toda su trayectoria.


Al inicio de 1947 un grupo de artistas, reunido en la tertulia que solía celebrarse en el quiosco-librería Pórtico de Zaragoza, apostó por organizar una exposición colectiva de talante más avanzado que las habituales. Fueron los primeros en emplear la abstracción como lenguaje artístico en la España de la posguerra

En ellos se percibe una influencia picasiana y sus cuadros tienen un claro acento pesimismo, evocando un hondo dramatismo existencial que muy bien pudiera enlazar con esa veta profunda de la pintura española que arrancaría con el Siglo de Oro y proseguiría con Goya y que acompaño años después a los integrantes de el Paso.

A pesar de cierto éxito, en 1950 decreció la actividad expositiva del grupo y los lenguajes del trío se fueron separando. En Aguayo aumentaba la desilusión ante la franca y perceptible oposición de que su pintura era objeto, por ello en 1952 se va a Paris y el grupo el Pórtico se disolvió; tan sólo Aguayo continuó pintando.

La plenitud de la pintura: Aguayo en Paris.

Amarillo vertical 1957En el año 1955, la Galería Jeanne-Bucher, una de las salas más prestigiosas de la entonces capital mundial de las artes lo acogió en su equipo de pintores.

En 1958 celebra con éxito su primera exposición individual en París y otra en Nueva York, una colectiva en Alemania, Suiza e Inglaterra.

Disfrutando de un bienestar económico, compra un auto de segunda mano en 1958 y viaja a las playas de Normandía y del Rosellón, recorre los campos de Aragón, y de Castilla la Vieja, incluyendo una rauda incursión a través de la calles de Sotillo, al cual después nunca retornará.


Desde 1955 a 1960 , siempre dentro de los abstracto, sin duda influido por la luz y el ambiente más sereno y grato de la vida parisina, se aligeraron sus composiciones, se aclaro su paleta y los tonos fuerte y opacos fueron sustituidos por gamas cromáticas más delicadas y elaboradas en tenues rosas, grises, azules y amarillos.

Collioure Recuerdo de Sotillo 1960 Los olivos 1960

 

Del viaje a España surgirán, los primeros paisajes figurativos de Aguayo.

En el año 1960 en el que según su propia confesión se encontraba pictóricamente en un callejón sin salida, siente que poco a poco está abandonando la abstracción y que es más fuerte y decida su necesidad de retornar a la figuración.

(Ahora la realidad que veía si le gustaba, antes como él afirmaba era incapaz de pintar al natural, dado que la naturaleza le parecía un batiburrillo espantoso).

En 1958, al regreso de su viaje con Margarite por España, Aguayo pinta de memoria los paisajes de Aragón y de Castilla, en sobrias composiciones medio abstractas medio figurativas, de austeras tonalidades verdes, grises, dorados y ocres.

 
Tulipanes 1960 Le chemise cobalt 1961 La lectora 1964
Vaso de flores 1965 Banistas _1965 Lluvia 1973

Aguayo creía que lo importante no era ver, sino reconocer.

En los años 70 , Aguayo pinta un conjunto de lienzos en los que los protagonistas son los seres anónimos de la gran ciudad, las gentes que presurosas bajo la lluvia o la luz incierta de la noche circulan en grupo, en parejas o solitarias por las calles, toman el autobús y el metro o regresan andando a sus casa después de una jornada de trabajo. Como las figuras de Giacometti tienen algo de de fantasmagórico. En movimiento perpetuo, estos caminantes, algunos con los impermeables encerados y amarillos de los obreros franceses de las obras públicas, son como sombras que, en medio de la niebla, recuerdan las apariciones que, difuminadas, tienen una fugaz fosforescencia.

Aguayo, que nunca dejo de pintar paisajes de su país y que llevaba en lo más profundo de su ser una irrevocable españolidad pese a sus años en Francia, era una persona que sabía contener sus emociones. Hombre discreto y reservado que nunca manifestaba la carga emocional que desde niño llevaba dentro, pero el dolor y la honda herida que le había causado el asesinato de su padre y de sus dos hermanos era difícil de olvidar.

España 36
En el cuadro España 36, pintado en 1973, cuando ya enfermo de cáncer, sentía que tenía que plasmar su aflicción, nos ha dejado el testimonio más desgarrador de su existencia.

La rabia contenidadurante años y el dolor se expresan en la caída de la paloma herida de muerte ante los ojos del pintor.

A propósito de esto, Aguayo le dijo a su amigo Jean-Luis Arnaud: "con España 36 es la única vez que he hecho un cuadro basado en el sentimiento.


No lo hice durante años por pudor. Sólo al final me he permitido hacerlo porque pensé que había encontrado una forma suficientemente pictórica para dominarlo. En el cuadro vemos a la paloma herida, que significa simbólicamente la libertad..